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(Claro)Para mantener un estado óptimo de salud y vitalidad, no basta sólo la sana alimentación. Hace falta la preparación correcta, higiénica y equilibrada del alimento a la que hay que agregar el estado de ánimo y la disposición amable de quien cocina.
Deberá complementarse la ingesta con descanso de 20 minutos después del almuerzo, paseos en un entorno de tranquilidad y alegría y caminatas de al menos 500 metros después de la cena bajo las estrellas del maravilloso cielo nocturno de San Marcos.
Si hay un lugar en el que se aúnan todas estas condiciones es la Hostería Villa Luz de San Marcos Sierras.
Se puede comer lo mismo que en cualquier otra parte del mundo. Su menú es internacional, pero hay una neta tradición vegetariana y naturista y una excelente cocina autóctona y nacional.
Aceite de oliva y miel son los productos reconocidos y reclamados en este sitio por su excelencia. Se provee de los medicinales arropes de chañar y mistol, los bombones de higo y nueces, los dulces de tuna, los budines y alfajores de algarroba (ver recetas) delicadezas locales, tanto como el “café” de la misma fruta de suave gusto a chocolate, o el de higos, de propiedades nutritivas y saludables.
Hay abundancia de nueces y aceitunas de gran calidad. La manufactura del pan y sus derivados como la clásica pizza, tiene aquí los más genuinos y virtuosos representantes, pues se usa también el horno a leña que les da un toque artesanal, perfumado y gustoso. Son célebres los dulces caseros de los frutales propios y las confituras de “cascaritas”, únicas y muy apreciadas, preparadas por los dueños de la hostería.
San Marcos Sierras es un pueblo pequeño y escondido del noroeste de Córdoba, encerrado en un valle verde, a doce kilómetros de la ruta 38, un retiro de gente amable y tranquila, donde dos ríos le dan color y frescura todo el año.
Atraídos por sus cualidades energéticas muchas personas vienen a visitarlo y una vez que lo hicieron, vuelven y quisieran quedarse para siempre.
El río que atraviesa el pueblo, de poco caudal hasta la época de lluvias, tiene su mismo nombre y se desliza de este a oeste, bajando sereno de la sierra. Este río es el verde, pues refleja en sus orillas los perennes aguaribayes y molles, pero en los atardeceres otoñales toma decidido el color de los quebrachos colorados de las laderas y el agua integra en su poca profundidad los sucesos de sus bordes y los colores que cambian según la estación.
Las personas que cruzan por “la pasarela” que une ambas márgenes también se sutilizan al duplicarse en el reflejo del vado.
Cuando aparecen las primeras estrellas, el ocaso muda a un cielo nocturno de infinitas luminarias, azules como zafiros, y desde el espacio modifica todo el ambiente, que se torna prodigiosamente melodioso.
El otro río es el Quilpo, el azul, que está un poco más alejado. Es la gran aventura del verano, solitario, caudaloso y profundo.
A un costado de la plaza Cacique Tulián brilla la feria artesanal y resuena la algarabía tamboril que ejecutan los artesanos y en la misma plaza no falta la música para los amantes del folclore, rock nacional y latinoamericano.
Por su posición estratégica y su topografía, simplemente estar en su ecosistema provee de paz y alegría, la dosis de una ingesta de bienestar que irá en aumento a medida que pasan los días. Se trata de respirar su aire, descubrir sus paisajes y recibir las caricias del sol, siempre presente.
La armonía y el gozo de vivir vienen por añadidura y empieza a notarse la metamorfosis positiva.
- Harina integral superfina, tres tazas
- Harina de algarroba, tres cuartos de taza
- Azúcar integral, una taza
- Levadura de cerveza, una cucharada colmada
- Pasas de uva y nueces a gusto
- Ralladura de limón o naranja, dos cucharaditas
- Agua tibia, aproximadamente dos tazas
- Aceite, cuatro cucharadas.
Se coloca todo lo seco en un cuenco. Aparte se disuelve la levadura con el agua tibia y se vierte mezclando bien. Adicionar el aceite y seguir mezclando, agregando agua tibia si fuese necesario hasta obtener una pasta suave y dúctil. Volcar en molde de budín enmantecado y enharinado dejando leudar treinta minutos en lugar templado. Hornear a temperatura suave.
- 200 gramos de harina de algarroba
- 300 gramos de harina leudante
- 200 gramos de ghee o manteca
- 100 gramos de azúcar integral tamizada
- 1 cucharadita de té de cacao amargo
- 1 cucharadita de té de harina de garbanzos
- ½ cucharada de miel
- Agua tibia cantidad necesaria.
Se unen los ingredientes secos, tamizándolos. Se agregan los ingredientes húmedos, con el agua necesaria para formar un bollo de pasta con la consistencia justa para estirar con palote, sin que esté muy seca, ya que es una de las condiciones que aporta la harina de algarroba. Una vez formada la masa se deja descansar ½ hora y luego se estira para cortar las tapas de ½ centímetro de espesor. Se hornean atenta y delicadamente en bandejas enmantecadas y enharinadas. Una vez frías las tapas, se unen con diferentes mermeladas de frutas de la región o dulce de leche si se prefiere.
Estos alfajores son especiales porque no llevan huevo ni leche.
Variante ayurvédica: Puede reemplazase la miel por una cucharada de aceite y la harina leudante por harina integral superfina con una cucharadita de bicarbonato de sodio.
Lo importante es homogeneizar las harinas en la procesadora para que la masa sea más lisa y mórbida.
Hay un charlotte de algarroba que si se desea puede utilizarse.
- ½ taza de harina de algarrobas
- ½ taza de agua
- ¼ de taza de azúcar integral.
Mezclar vigorosamente y llevar a fuego medio revolviendo durante 3 minutos. Retirar y agregar el azúcar sin dejar de batir. Utilizar caliente.
- Un cuarto kilo de higos tiernizados.
- Dos cucharadas de azúcar integral
- 50 cm3 de Agua
- Nueces
- Nueces para adornar.
Se pasan los higos por la procesadora con el azúcar. Se ponen en una cacerolita con el agua y se llevan a fuego suave para hacer una pasta. Se debe tener cerca un poco más de agua por si hiciera falta. Se revuelve permanentemente y cuando la pasta se está endureciendo, se retira y se deja enfriar un poco, como para poder tomarla con las manos y formar las bolitas. Se aplanan y se le coloca media nuez encima envolviéndolos individualmente con papel celofán.
La receta es de nuestra amiga Rica, que sostiene la necesidad del tiempo indicado de cocción y del azúcar justo para la conservación.
Hay muchas higueras en San Marcos porque, como en Palestina, se asocian siempre a los olivos, seguramente por el clima seco y el sol.
El higo llamado durmur en la India, es muy utilizado también en Medio Oriente y África por sus virtudes para la cura de la menorragia, la diabetes y los dolores de garganta.
La rica tradición oral y los relatos de las personas longevas nativas del lugar, mantienen la certeza de la existencia de elementales de la tierra, el aire y las aguas, duendes y hadas, elfos y ondinas ocultos en la abigarrada vegetación de los túneles verdes, de los huecos de los talas, aguaribayes y algarrobos, de las acequias y riachos de las sierras y si el deseo es legítimo, la mirada pura y el silencio profundo, se puede intuir, ver u oír en las siestas de la fronda, en la quebrada y las grandes piedras del río, afirman.